martes, 1 de abril de 2008

LA BURDOCRACIA



NORMAS ANORMALES

Hace un tiempo y por 6 meses yo fui burócrata. De los duros de corbata. “Gerente de Comunicaciones (a.i.)”, decía en mi tarjeta. La oficina era un “organismo regulador” y no diré más señas. El edificio, a las 7 de la mañana cuando ingresaba, me provocaba terror. Yo marcaba tarjeta y una cámara y guachimanes me observaban cautelosos. Todos éramos carne de sospecha.
Subía a mi oficina. Sudaba como un chancho. Le mentaba la quinta maña a mi suerte. Ahí estaba mi material de tortura aunque usted no lo crea. Leer los periódicos. Arrancaba por la página editorial y hacía un alto en la sección vedettes. Seguía con Política y pegaba el salto a Deportes. Revisaba Economía y me escabullía en los estrenos. Observaba los “breves” de mi sector y me solazaba con los columnistas. Luego, el infierno: leer El Peruano. Después mi muerte de ojo, revisar las Normas Legales. ¿Qué nueva ley amanecía? ¿Quiénes eres mis nuevos jefes? ¿Cuáles eran las disposiciones transitorias? ¿Seguiría un tiempo más en el limbo de mi estipendio zodiacal?
El tormento culminaba a las 9 de la mañana cuando presentaba mi informe al gerente general con cientos de copias a otros burócratas. A esa hora aparecían mis 3 secretarias y mi adjunto. Ellas eran un amor, él una serpiente con pinta de ekeko lujurioso. Luego, los teléfonos empezaban su función. A la hora arrancaba la conversa. Ellas sellaban papeles, engrapaban expedientes,. Yo cocinaba las notas de prensa y miraba el reloj. Mi cielo era el almuerzo. En la tarde el hueveo era lo nuestro.
Según mi jerarquía, yo era el perfecto burócrata, es decir, pertenecía al team de los servidores públicos porque me la llevaba fácil y cobraba puntual. La palabreja deriva del francés bureau, igual, escritorio y de cratie, igual, cracia, es decir puro poder. Mi escritorio era mi falo. Lo dije, por las tardes escribía poesía erótica mientras mis secretarías tejían y hablaban de telenovelas.


Ahora que el presidente García va a reducir de 69 a 30 los organismos descentralizados me pregunto cómo la pasarán los burócratas y una novia que me lee en su escritorio. Me temo que tiemblan con las reformas del Estado. Un momentito: ¿Reforma? Eso es cambiar sólo de forma. ¿Cuándo cambiaremos de fondo?

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