martes, 1 de abril de 2008

DESCONOZCO MAYORMENTE



CORRUPTOS.COM


Silvio Rodríguez se espantó el jueves mientras revisaba los diarios. “Chico, que en este país el que no es pobre es corrupto”. Igual, mi hijo me sorprendió el domingo: “¿En que se parece un patrullero al avión presidencial?” No sé le respondí. “Es que en los dos trasladan choros y borrachos”. Me deprimí.



No era para tanto pero vamos al mapa como decía Belaunde. La ministra Mazzetti al asumir la cartera del Interior dijo con: “En la policía el 20 % es corrupto”. Al cierre de esta columna vivía con la soga en el pescuezo. Su eficiencia, cierto, según Rospigliosi, peca de voluntarismo, esa ciencia de los ignorantes sin malaleche.
Las 59 ambulancias –otras famosas 4x4-- que compró Mazzetti cuando estaba en Salud se malograron al mes. Así, los 469 patrulleros a 29 mil dólares –en la tienda esas Hyundai valen 14 mil dólares—no alcanzarían para trasladar a tanto peruano de buena fe, esa cáscara que envuelve lo corrupto, para meterlos en Piedras Gordas. ¿Y los portatropas adquiridas a una empresa israelí? Igual, sobrevaluados.



Yo conocí a una empresaria piurana: la reina de las licitaciones con truco. ¿A quién le vendía sus máquinas? Al Estado “lorna, igual: Consucode. La Dra. Mazzetti es una dama. No es de esa calaña. Lástima, habita en un país que desde 1821 está en la misma. La corrupción es un Estilo de Vida más que un estado de ánimo. Un sofisticado engranaje que con Fujimori se hizo sistémico. Se metió en la cama del santo, se acostó con la virgen del convento, violó la institucionalidad y fregó los pocos soportes de ciudadanía que habitaban entre nosotros.
Las palabras se gastan y en el Perú con velocidad de boeing. Amor es odio. Honradez es robo. Seguridad es cementerio. Ternura es violación. En este diario, todos los días, los editores quisieran informar sobre una buena noticia. No hay. Política es corrupción. Sociedad es secuestro. Educación es ignorancia. El periodismo no hace milagros.



Yo he votado por Machu Picchu como maravilla universal. Soy peruano y no me quejo. Pero visitar el santuario cuesta entre hospedaje y traslado 500 dólares y quieren subir el boleto. ¿A que bolsillo va esa plata? Como dicen en la Comisaría de Jesús María: “Desconozco mayormente”.

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